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un dígito conflictivo binario dudosoY todo empezó aquí, en la búsqueda de una arquitectura tecnológica, pero totalmente alejada de todo lo que se ha considerado como tal. Ese High Tech que abandona toda consideración humana, sensorial, hedonista, profundizando todo lo que el movimiento moderno perpetuó: el hombre como máquina, que solo come, duerme y trabaja. Una arquitectura que no ocultase todos los chips, microchips, que nos brindó Alan Turing. Todo lo contrario, que buscase una estética en ellos. Como François Roche nos advierte en una de sus conferencias donde acude vestido como un avatar de su propiedad identidad y sin género, el cubo blanco ha de ser pervertido y viciado por el semen y la fiesta. Siempre con la segunda, nunca con la primera. Un placer contenido que se va, no podemos dejar que se dopen las estructuras con testosterona. Todos los fluidos deben de impregnar la arquitectura: el sudor, la sangre, el flujo vaginal, las ládrimas, el agua, y también, sí, el semen. Todo aquello oculto debe salir al exterior. Nos conduce a una nueva redefinión de las paredes, que deben sudar, con el suelo, con diferentes blanduras, que mezcle lo viejo y lo nuevo, lo ambiguo con lo extraño, encontrando así nuevas esencias no dicotómicas ni binarias.
Arquitectxs: iraxxxdios.
Colaboradora: inésruizalcérreca
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